viernes, 28 de octubre de 2011

RELIGION - EL PAPA Y REPRESENTANTES DE DISTINTAS RELIGIONES - ASIS.


Benedicto XVI, junto a representantes de distintas religiones, durante la oración por la paz realizada en Asis

El Papa en Asís: si los agnósticos no encuentran a Dios «depende también de los creyentes»

ANDREA TORNIELLI

Benedicto XVI: el odio y el terrorismo son una mala interpretación de la religión. Pero también «el “no” a Dios ha producido una crueldad y una violencia sin medida»

Benedicto XVI quiso que en la reunión de Asís, peregrinaje para la paz en memoria del primer encuentro que se celebró aquí hace 25 años gracias a la voluntad de Juan Pablo II, también participaran representantes de los que no creen en Dios. Y hacia ellos se dirigió el punto más alto del discurso que Ratzinger pronunció en la Basílica de Santa María de los Ángeles, rodeado de los líderes de las grandes religiones del mundo; explicó también que los “no creyentes” « buscan la verdad, están en la búsqueda de Dios», pero no logran encontrarlo porque en este mundo «las religiones no son practicadas». El Papa insistió en que ni la violencia ni el terrorismo pueden ser justificados nunca, aunque en muchas ocasiones usen la religión y el nombre de Dios. También reconoció, como había hecho su predecesor, que incluso «en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia».


El Papa Ratzinger, que llegó como un peregrino más a Asís a bordo del tren “Frecciargento”, en compañía de los líderes de las demás religiones, tomó la palabra después de haber escuchado los discursos de diferentes exponentes religiosos y también el de una representante de los “no creyentes”, Julia Kristeva. Benedicto XVI recordó, sobre todo, el histórico encuentro de 1986. «Entonces –dijo el Papa–, la gran amenaza para la paz en el mundo provenía de la división del planeta en dos bloques contrastantes entre sí. El símbolo llamativo de esta división era el muro de Berlín que, pasando por el medio de la ciudad, trazaba la frontera entre dos mundos. En 1989, tres años después de Asís, el muro cayó sin derramamiento de sangre». El Papa reconoció que las causas de la caída del comunismo son complejas, pero recuerda que «la causa más profunda de dicho acontecimiento es de carácter espiritual: detrás del poder material ya no había ninguna convicción espiritual». El año 1989 fue una «victoria de la libertad» y, sobre todo, una «victoria de la paz». Pero Ratzinger reconoce que después de aquel evento no llegaron ni la libertad ni la paz. «Aunque no haya a la vista amenazas de una gran guerra», el mundo está lleno de discordia. Hay guerras y «el mundo de la libertad se ha mostrado en buena parte carente de orientación».


El Papa después presentó dos rostros de la violencia, diametralmente opuestos entre ellos. El primero de ellos es el terrorismo, que sin tener en consideración las vidas humanas inocentes, justifica «cualquier forma de crueldad». «Sabemos –afirmó– Ratzinger que el terrorismo es a menudo motivado religiosamente y que, precisamente el carácter religioso de los ataques sirve como justificación para una crueldad despiadada, que cree poder relegar las normas del derecho en razón del “bien” pretendido. Aquí, la religión no está al servicio de la paz, sino de la justificación de la violencia».


La crítica de la religión, explicó el Pontífice, desde el Iluminismo, «ha sostenido reiteradamente que la religión era causa de violencia, y con eso ha fomentado la hostilidad contra las religiones». El Papa dijo que, como personas religiosas, «nos debe preocupar profundamente» el hecho de que la religión motive la violencia. Y la religión se vuelve «causa de violencia también allí donde se practica la violencia por parte de defensores de una religión contra los otros». Pero esta «no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción».

Benedicto XVI tambi’en se planteó el problema de la verdadera naturaleza de la religión, preguntándose si no existe verdaderamente una común. «Debemos afrontar estas preguntas –añadió– si queremos contrastar de manera realista y creíble el recurso a la violencia por motivos religiosos». Y es esta, justamente, la tarea del diálogo interreligioso.

«Quisiera decir, como cristiano: Sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza. Pero es absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana, en claro contraste con su verdadera naturaleza», que es la de creer en un Dios padre de todos los hombres, todos hermanos y hermanas.

El segundo tipo de violencia que señaló Benedicto XVI es la que tiene una motivación exactamente opuesta: «es la consecuencia de la ausencia de Dios, de su negación, que va a la par con la pérdida de humanidad». El “no” a Dios «ha producido una crueldad y una violencia sin medida, que ha sido posible sólo porque el hombre ya no reconocía norma alguna ni juez alguno por encima de sí, sino que tomaba como norma solamente a sí mismo. Los horrores de los campos de concentración muestran con toda claridad las consecuencias de la ausencia de Dios».


fuente
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/homepage/reportajes-y-entrevistas/dettagliospain/articolo/assisi-dialogo-interreligioso-interriligious-dialogue-dialogo-interreligioso-9387/

No hay comentarios:

Publicar un comentario