Una de las lecciones espirituales más importantes es la necesidad de sentir de verdad el dolor de los demás como si fuera propio. Esto puede sonar simple y familiar, pero no es ninguna de las dos cosas. Es imprescindible para nosotros darnos cuenta de lo distantes que estamos de este nivel espiritual para que podamos saber qué tan lejos tenemos que desarrollarnos.
Todos tenemos de forma innata un sentimiento natural de compasión cuando escuchamos los problemas de otras personas. Pero hay una gran distancia entre ese sentimiento de compasión y sentir verdaderamente el dolor de otra persona como si fuera nuestro.
Aun cuando se trata de pequeñas dolencias como una gripe, un resfriado o un dolor de estómago –los cuales todos hemos experimentado– no nos resulta fácil despertar sentimientos por el dolor y la incomodidad de la otra persona de igual forma que lo hacemos con nosotros mismos.
Puede ser que te preguntes por qué necesitamos desarrollar un sentimiento mayor por el dolor de los demás.
Uno de los motivos es alimentar el motor que dirige nuestro crecimiento espiritual y nuestro deseo de ayudar al mundo. Si nuestro deseo de crecimiento espiritual está limitado a nuestra propia necesidad de satisfacción, entonces cuando nos sentimos satisfechos o en un lugar espiritual relativamente bueno, nuestra motivación hacia el trabajo espiritual y nuestra ayuda a los demás disminuirá. Pero si continuamos aumentando nuestro deseo de sentir el dolor de los demás como el nuestro propio, podemos tener una fuente inagotable de determinación para incrementar siempre nuestro trabajo espiritual.
Claro, podemos estar sentados cómodamente en este momento, ¿pero qué ocurre con los millones de personas que sufren alrededor nuestro? Enciende tu televisor, mira las estadísticas de enfermedades, los índices de suicidio, los números cada vez mayores de desempleados. Nuestro trabajo puede ayudar y ayudará a muchas otras personas, y necesitamos apreciar nuestro poder, sin importar dónde nos encontremos en la cadena de la vida. Cuando nos transformamos, somos un influencia para que lo cuántico se transforme.
Otra razón para desarrollar nuestra capacidad de sentir el dolor de otra persona es puramente la auto motivación . Sentir el dolor de los demás es la naturaleza del Creador. Y la ley espiritual dice que cuando actuamos como el Creador, experimentamos la Luz del Creador. En otras palabras, recibimos más de la abundancia y prosperidad que buscamos cada día de nuestra vida.
No puedo enfatizar lo suficiente la importancia de esta lección, y muchas personas pueden sentir que conocen esta verdad espiritual. Pero todos tenemos que preguntarnos: “¿estoy sintiendo realmente el dolor de la otra persona?”. Adquiere el hábito de hacerte esta pregunta en cada situación a la que te enfrentes: con tus amigos, familia, y con las personas con las que interactúas cotidianamente.
Esta semana, encuentra a alguien cuyo dolor, cuya carga puedas asumir. Imagina a nuestro mundo con un poco menos de dolor y multiplícalo por seis mil millones. Puedes aligerar esta carga.
Todo lo mejor,
Yehuda
Mis motivaciones de interés personal, motivos ulteriores e intenciones ocultas se substituyen por actos puros de amistad, amor incondicional y de dar.
A cambio, se verán atraídos a mi vida amigos verdaderos y amorosos, la alegría y la satisfacción.
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