martes, 29 de junio de 2010

UN BEBE DE PUERCO ESPÍN


La mejor relación no es aquella que une personas perfectas, más aquella donde cada uno aprende a convivir con los defectos del otro y admirar sus cualidades.



 La fábula del  Puerco-espín.

Durante la  era glacial, muchos animales morían por causa del  frío.
Los  puerco-espines, percibiendo la situación, resolvieron juntarse  en grupos, así se abrigaban y se protegían mutuamente, más  las espinas de cada uno herían a los compañeros más próximos, justamente los que ofrecían más calor.
Por eso decidieron alejarse unos de otros y comenzaron de nuevo a morir congelados.
Entonces precisaron hacer una elección: o desaparecían de la Tierra o aceptaban las espinas de los compañeros.

Con  sabiduría, decidieron volver a estar juntos.
Aprendieron así a convivir con las pequeñas heridas que la relación con un semejante muy próximo puede causar, ya que lo más importante era el calor del  otro.

Y así  sobrevivieron.




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