Medicina, arte y espiritualidad
Por Jorge Rouillon | LA NACION - Septiembre de 2008.
El Instituto de Integración del Saber de la Universidad Católica Argentina (UCA) realizó una jornada sobre "Medicina, arte y espiritualidad", con dos disertantes que llegaron de Roma, y un calificado núcleo de asistentes.
Cuestionó la interpretación forzada de los datos de laboratorio en las investigaciones neurofisiológicas, que deriva en una visión reduccionista y limitada de la complejidad del ser humano, por una orientación determinista y materialista.
Puso en cuestión la tendencia a reducir a funciones meramente orgánicas las expresiones más altas de la naturaleza humana: la capacidad de abstracción, la capacidad de juicio y el libre albedrío, la inclinación a lo que es bello y lo que es artístico, los juicios de los acontecimientos históricos.
Abordó los efectos fisiológicos de la oración, como la tranquilidad, la reducción del ansia y el estrés. Observó que la capacidad de meditar se puede entrenar y produce efectos permanentes en el cerebro: en los monjes tibetanos, la corteza prefrontal es mucho más activa, también en la vida de cada día. Pero subrayó sobre todo la unidad y autonomía de la conciencia. Recordó que aun en un estado alterado, como bajo la hipnosis, hay algo más profundo por lo cual la persona no comete actos contra la propia moral, mantiene su integridad.
Juan José Sanguineti, sacerdote, de la Universidad de la Santa Cruz, de Roma, se refirió a la libertad y sus bases cerebrales: "La libertad sin el cerebro no puede hacer nada, pero ella es mucho más que el cerebro". La indeterminación de nuestros actos, dijo, está sobre todo en la capacidad de reflexionar y de decidir confrontándonos con la verdad.
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