lunes, 3 de diciembre de 2012

CRISTIANDAD - TIEMPO DE ADVIENTO


TIEMPO DE ADVIENTO

1. Significado del Adviento

Al celebrar la Iglesia el Adviento, te invita a meditar en la venida del Señor. Esta venida se nos
presenta en tres dimensiones:

Adviento Histórico. Es la espera en que vivieron los pueblos que ansiaban la venida del Salvador.
Va desde Adán hasta la encarnación, abarca todo el Antiguo Testamento. Escuchar en las lecturas
a los Profetas, nos deja una enseñanza importante para preparar los corazones a la llegada del
Señor. Acercarse a esta historia es identificarse con aquellos hombres que deseaban con
vehemencia la llegada del Mesías y la liberación que esperaban de él.
Adviento Místico. Es la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor. Es un
Adviento actual. Es tiempo propicio para la evangelización y la oración que dispone al hombre,
como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar la salvación que viene del
Señor. Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre. Es necesario que el hombre se
percate de esta realidad, para estar con el corazón abierto, listo para que entre el Señor. El
Adviento, entendido así, es de suma actualidad e importancia.
Adviento Escatológico. Es la preparación a la llegada definitiva del Señor, al final de los tiempos,
cuando vendrá para coronar definitivamente su obra redentora, dando a cada uno según sus
obras. La Iglesia invita al hombre a no esperar este tiempo con temor y angustia, sino con la
esperanza de que, cuando esto ocurra, será para la felicidad eterna del hombre que aceptó a
Jesús como su salvador.
Esta celebración manifiesta cómo todo el tiempo gira alrededor de Cristo, el mismo ayer, hoy y
siempre; Cristo el Señor del tiempo y de la Historia.
2. Esquema del Adviento

Inicia el domingo 28 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de
este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena
de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.
El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en
Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia.
Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:

I Domingo, la vigilancia en espera de la venida del Señor.
Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las
palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Es importante que nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la
Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado
deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido
para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego,
esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos
diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que
en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color
morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
La Corona de Adviento: La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es
costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, puede convertirse en un
símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo
hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación
antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el
amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78

II Domingo, la conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta
Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que
buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las
personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la
Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el
pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso
de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de
confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente,
uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.

III Domingo, el testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo.
Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia
de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y
que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita
de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de
mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos
a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María
desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno
de los elementos de las tradicionales posadas, que inician el próximo día 16. Encendemos como
signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.

IV Domingo, el anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.
Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante
el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es
la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con
nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta del Nacimiento del
Salvador. Debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración
representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme
propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la
cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento

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