A la misa también asistió el presidente del país, Raúl Castro, quien, vestido con camisa blanca, ocupó la primera fila EFE |
Jueves 29 de marzo de 2012
José Meléndez y Alberto Torres Enviados | El Universal
LA HABANA
El papa Benedicto XVI fustigó ayer el “fanatismo” y la “irracionalidad” de los que intentan imponer su verdad “a los demás”, en una homilía ante más de 300 mil personas, entre ellas el presidente de Cuba, Raúl Castro, y la máxima dirigencia estatal y eclesiástica cubana, celebrada en la Plaza de la Revolución.
Más tarde, en su mensaje de despedida en el aeropuerto José Martí, al término de su visita a Cuba, el Papa llamó a “cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada” y dijo: “Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencias de recursos materiales”.
Pero el Papa no sólo abogó por las libertades: también atacó el embargo económico que Estados Unidos impuso en 1962 a Cuba. “Medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la población”, aseguró.
Tras mencionar “la esencial libertad religiosa” en un país con una revolución que en el pasado chocó con la jerarquía católica, el Papa reconoció “con alegría” que en Cuba se avanzó para que la Iglesia despliegue su misión, pero que “es preciso seguir adelante y deseo animar a las instancias gubernamentales de la nación a reforzar lo ya alcanzado”.
Al insistir en la verdad, apuntó que “es un anhelo del ser humano”, pero en su búsqueda “muchos prefieren los atajos”. “Hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en ‘su verdad’ e intentando imponerla a los demás”, advirtió.
En la eucaristía transmitida por televisión nacional a toda la isla, el cardenal cubano Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, pidió al Pontífice antes del sermón que orara para que en Cuba “reine entre todos los cubanos el amor y el perdón y se haga verdad la reconciliación y la paz”. Benedicto “promueve la conciliación entre todos”, afirmó Ortega, en referencia implícita a un país dividido por décadas de conflictos entre la revolución socialista y sus opositores, en especial fuera de Cuba, y con el exilio y una masiva inmigración.
Miles lo despiden en las calles
El fuerte aguacero que azotó la tarde de este miércoles esta capital no fue suficiente para que miles de personas abandonaran las calles tras estar formadas por horas para ver pasar a Benedicto XVI en su papamóvil, con rumbo al Aeropuerto Internacional José Martí.
Al despedirle, Raúl Castro le dijo que “hemos encontrado muchas y profundas coincidencias, aunque, como es natural, no pensemos lo mismo sobre todas las cuestiones” y que el pueblo cubano le ha “escuchado con profunda atención”.
Castro también destacó los esfuerzos de su país por normalizar su relación con los emigrados cubanos, pero criticó a quienes manipulan este tema con fines políticos.
Antes de salir de Cuba, Benedicto XVI lanzó en el aeropuerto una proclama para que “Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad”.
El Santo Padre viajó a Roma ayer a las 17:40 horas locales, al concluir su visita apostólica a Cuba que inició el lunes anterior en la oriental ciudad de Santiago, para festejar los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de esta nación. (Con información de agencias)
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