sábado, 22 de diciembre de 2012
En nuestros corazones y en nuestras oraciones - Karen Berg.
No existe mayor dolor que perder a un ser amado antes de tiempo. Pero el dolor que siente un padre cuando entierra a su hijo es imposible de comprender. Aquellos de nosotros en un camino espiritual buscamos en nuestras fuentes: historias de la Biblia que provean lecciones y nos ayuden a lidiar con situaciones que pueden parecer estar por encima de la ley natural del universo; historias que nos recuerden en los peores momentos que Dios siempre está presente.
Sabemos que Aarón perdió a sus dos hijos, y a pesar que la muerte de ambos fue de justos y el camino de sus almas fue bendecido y lleno de Luz, Aarón había perdido a sus hijos.
Es mucho más difícil entender los caminos de Dios cuando aquellos tan inocentes y pequeños son arrebatados de este mundo y de nuestras vidas. A pesar que ninguna palabra de compasión puede aliviar este dolor tal vez entender que, aunque nuestros cuerpos son finitos, nuestras almas son eternas y el trabajo de un alma trasciende las acciones de personas perturbadas y desviadas que toman la vida de otros, puede ayudar.
Recuerdo haber leído una historia sobre una pareja que perdió a su único hijo. Debido a sus súplicas al cielo pidiendo entendimiento, un ángel vino a ellos y les dijo que el alma de su preciado niño era el alma de un justo, quien había dejado un trabajo muy pequeño por hacer y que sólo requería cinco años en este mundo. Una vez que completó su trabajo, retornó al Creador para asistirlo desde arriba en las bondades por hacer. Si bien parecía que su pequeña vida había sido tomada por una enfermedad, de hecho el trabajo de su alma había sido completado.
Puede que no lo entendamos con nuestra mente limitada, pero existe una película hermosa con la cual podemos conectar y en donde estas pequeñas almas han terminado su trabajo y ahora están junto al Creador asistiéndonos aquí abajo para abrir nuestros corazones, para apoyar a aquellos en necesidad y para permanecer unidos incluso en tiempos de sufrimiento.
Mis oraciones y las oraciones de nuestra comunidad global se unen a las oraciones de todos alrededor del mundo, y extendemos nuestro compromiso para dar nuestro mayor esfuerzo a fin de recordar la lección de dignidad humana, tolerancia y amor incondicional sin importar las situaciones.
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