miércoles, 16 de noviembre de 2011

FIESTAS CRISTIANAS - ADVIENTO.


ADVIENTO

La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de Cristo con una gran fiesta a la
cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de
celebrarla, prepara a sus hijos durante el período conocido como Adviento. Ya desde tiempos
remotos la Iglesia acostumbra tener esta preparación.
La palabra Adviento, como se conoce este temporada, significa "llegada" y claramente indica el
espíritu de vigilia y preparación que los cristianos deben vivir. Al igual que se prepara la casa
para recibir a un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante los cuatro
domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos preparan su alma para recibir a
Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros.
En este tiempo es muy característico pensar: ¿cómo vamos a celebrar la Noche Buena y el día de
Navidad? ¿con quien vamos a disfrutar estas fiestas? ¿qué vamos a regalar? Pero todo este ajetreo
no tiene sentido si no consideramos que Cristo es el festejado a quien tenemos que acompañar y
agasajar en este día. Cristo quiere que le demos lo más preciado que tenemos: nuestra propia
vida; por lo que el período de Adviento nos sirve para preparar ese regalo que Jesús quiere, es
decir, el adviento es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a celebrar y de
preparación espiritual.
Durante el Adviento los cristianos renuevan el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración,
el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean, es decir, renovarnos procurando
ser mejores para recibir a Jesús.
La Iglesia durante las cuatro semanas anteriores a la Navidad y especialmente los domingos
dedica la liturgia de la misa a la contemplación de la primera "llegada" de Cristo a la tierra, de su
próxima "llegada" triunfal y la disposición que debemos tener para recibirlo. El color morado de
los ornamentos usados en sus celebraciones nos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio que
todos los cristianos debemos tener para prepararnos a tan importante evento.
La familia como Iglesia doméstica procura reunirse para hacer más profunda esta preparación.
Algunas familias se unen para orar en torno a una corona de ramas de hojas perennes sobre la
cuál colocan velas que van encendiendo cada domingo. En otros lugares se elabora un calendario
en el cuál se marcan los días que pasan hasta llegar al día de Navidad. En algunos países,
familiares y amigos se reúnen para celebrar las Posadas rezando el rosario, recordando el
peregrinar de María y José para llegar a Belén. En todas estas reuniones el sentido de penitencia
y sacrificio se enriquece por la esperanza y el espíritu de fraternidad y generosidad que surge de
la alegría de que Dios pronto estará con nosotros.

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