Las técnicas que emplean las manos para curar parecen transmitir cierta energía que fluye a través de ellas. El reiki no obra milagros pero puede ser un modo inocuo de aliviar numerosas dolencias.
Alguien se da un golpe. ¿Qué hace, aparte de gritar o enojarse? En muchas ocasiones, de manera refleja, llevarse la mano a la zona magullada, como si esta reacción instintiva aliviara su dolor. Eso si el batacazo permite que la persona pueda moverse y alcanzar la zona dañada. En caso contrario se está en manos del destino o en manos de la persona que se acerca a atender al accidentado. ¿Por qué «en manos de»? ¿Qué hará con sus manos? Es difícil saberlo con antelación, pero puede producir cierta perplejidad que realice, entre otras cosas, una imposición de manos. ¿Se trata de una locura o no tanto?
El reiki, según Àngels Grisó, asistenta social y maestra de reiki y rebirthing, «es energía de un plano superior, que bajamos a través de nosotros y transmitimos a través de las manos». Para unos se trata de una técnica de sanación energética por las manos pero otros no se atreven a afirmar que cura y prefieren decir que mejora el bienestar. En cualquier caso, coinciden en que se movilizan ciertas energías y que las manos pueden trabajar con ellas.
¿No suena un poco raro? ¿Es más superstición que realidad? «En absoluto», afirma rotunda Noemí Pérez, bióloga, experta en medicina china y en la sintergética de Jorge Carvajal, médico que desde hace varios años se dedica a investigar y desarrollar terapias enmarcadas en el ámbito de la medicina bioenergética. «El problema es que hasta hace muy poco no se conocía el mecanismo físico por el que actúa la sanación a través de las manos, pero cada vez hay más estudios, sobre todo realizados en Estados Unidos, que demuestran que hay personas con una capacidad especial para transmitir energía a través de las manos. Y existen métodos para estudiar esa emisión de una forma objetiva», explica. La bioenergía, como la llaman algunos científicos, puede percibirse de algún modo. Es muy probable que tenga relación con el chi de la medicina china y con lo que en la India se conoce como prana o energía vital.
Cómo es una sesión
Una sesión de reiki dura cerca de una hora y resulta sumamente relajante. Mi experiencia es que produce cierta sensación de embriaguez. Hay que tumbarse en una camilla, vestido pero sin zapatos. El olor a incienso y una música suave permiten que la respiración se vaya tranquilizando. Posteriormente, el experto de reiki va posando las manos suavemente sobre distintas partes del cuerpo que coinciden con los siete centros energéticos llamados chakras. A medida que van pasando los minutos parece como si los límites físicos se diluyeran y emergiera la sensación de un campo energético que tiene su propio ritmo. Al cabo de una hora la percepción se ha trastocado y los límites del cuerpo están desdibujados. En mi caso, al día siguiente no se produjo una crisis curativa, pero sí emergieron a la conciencia promesas y deseos formulados en la preadolescencia y que habían permanecido en el olvido.
fuente
www.cuerpomente.com
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