El Amor a los Enemigos
Pero yo os digo que me escuchéis: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros.
Porque si vosotros amáis a los que os aman ¿Qué mérito tenéis? Hasta los malos aman a los que los aman. Y si hacéis el bien a los que os hacen bien, ¿Qué mérito tenéis? También los pecadores obran así. Y si prestáis algo a los que os lo pueden retribuir, qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a pecadores para recibir de ellos igual trato.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar algo a cambio. Entonces la recompensa será grande y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores.
Sed compasivos, como es compasivo vuestro Padre. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad, y se os dará; recibiréis una medida bien llena, apretada y rebosante; porque con la medida de vosotros midáis, seréis medidos.
Les dijo además esta comparación: << ¿Puede un ciego guiar a otro ciego?>>¿ No caerán juntos en el hoyo?
Pues el discípulo no es superior a su maestro; si se deja guiar, se parecerá a su maestro. ¿Y Por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo?
¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo, siendo que tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad y podrás sacar la pelusa del ojo de tu hermano.
No hay árbol bueno que dé una fruta mala, y el árbol que no es sano tampoco dará fruta buena. Además, todo árbol se reconoce por su fruto. No se sacan higos de los espinos, ni de las zarzas se sacan uvas. El hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene adentro, y el que es malo, de su fondo malo saca cosas malas; porque su boca habla de lo que abunda en el corazón.
¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que Yo os digo?
Os voy a decir a quién se parece el que viene a escuchar mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, al construir su casa, cavó bien profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Vino una inundación y la corriente se precipitó sobre su casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida. Por el contrario, el que escucha mi Palabra, pero no la practica se parece a un hombre que construye sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de esa casa.
(Mt 5,40)
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