AL VINO En el bronce de Homero resplandece tu nombre,negro vino que alegras el corazón del hombre. Siglos de siglos hace que vas de mano en mano desde el ritón del griego al cuerno del germano. En la aurora ya estabas. A las generaciones les diste en el camino tu fuego y tus leones. Junto a aquel otro río de noches y de días corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías, vino que como un Éufrates patriarcal y profundo vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo. En tu cristal que vive nuestros ojos han visto una roja metáfora de la sangre de Cristo. En las arrebatadas estrofas del sufí eres la cimitarra, la rosa y el rubí. Que otros en tu Leteo beban un triste olvido; yo busco en ti las fiestas del fervor compartido. Sésamo con el cual antiguas noches abro y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro. Vino del mutuo amor o la roja pelea, alguna vez te llamaré. Que así sea.
EL REMORDIMIENTO He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado La sombra de haber sido un desdichado. DESPEDIDA Entre mi amor y yo han de levantarse trescientas noches como trescientas paredes y el mar será una magia entre nosotros. No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, noches esperanzadas de mirarte, campos de mi camino, firmamento que estoy viendo y perdiendo... Definitiva como un mármol entristecerá tu ausencia otras tardes.
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lunes, 18 de enero de 2010
JORGE LUIS BORGES
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